EUROPA, ITALIA y BÉLGICA, Sin gluten

VENECIA Dos días y medio, Burano y MILÁN

Nos levantamos en Génova, vamos a ver las universidades que están en unos edificios antiguos preciosos y nos dirigimos a la estación a cocer el tren hacia Venecia.

El trayecto obligatoriamente es con parada en Milán y allí cambias al tren de Venecia, pero al comprarlo lo compras como si fuera uno.
El primer trayecto se retrasa un poco y al llegar a Milán e intentar encontrar el tren a Venecia, nos dicen que se acaba de ir. Intentamos explicar la situación, pero nos dicen que aquí funciona así. ¡¡¡Toma ya!!!
Nos dirigimos a las taquillas y allí las colas eran… Mientras hacemos la cola, aprovechamos y vamos preguntando a la gente si les ha pasado lo mismo. Un policía nos dice que mejor vayamos a las
taquillas que hay a pie de las vías de tren, que seguramente nos cambiaran el billete gratis.
Menos mal, ganamos algo de tiempo y tras hacer cada una cola en un sitio, me tocó a mi la primera así que vino Usieto al rescate y entre las dos cambiamos los billetes para el siguiente que salía en una media hora así que genial, solo perdimos hora y media aproximadamente.
Ya dentro del tren nos dimos cuenta que te dejan entrar pero no tienes asiento. Nos sentamos en los que había vacíos, pero así estuvimos la mitad del trayecto, sentar, levantar, sentar, levantar… Así que finalmente optamos por sentarnos en el suelo. Dirá la gente de Asia, pero en esos países no nos ha pasado nada de esto en ningún medio de transporte.
La llegada a Venecia es chula, porque la Estación de Santa Lucía está en los mismos canales.
Era media mañana del día 7 de julio y queríamos ir primero a dejar las maletas al Hostel. Justo allí hay una caseta-oficina donde puedes comprar los tickets  para el vaporeto. Todo está en italiano e inglés, así que mientras esperábamos en la cola intentábamos ver cuál salía mejor de precio para los dos días y medio que íbamos a estar.
Nos decantamos por el pase de 36 horas, que cuesta 25€, el billete de un viaje cuesta 7 € así que compensa mucho sacar este tipo de tarjeta por horas.
Hay distintos recorridos que puedes ver en el siguiente enlace
Nosotras teníamos que ir a Giudeca, y en  menos de 15 minutos ya estábamos allí.
 
El Hostel Jan Palach, nos costó poco encontrarlo, desde la parada de vaporetto hay unos 20 metros.
Habíamos reservado dos habitaciones dobles con baños y duchas compartidos. Sencillo pero limpio y amplio, con la pega de la falta de aire acondicionado. Nos hizo bastante calor y con el ventilador que había hicimos lo que pudimos. Dos noches nos salió por 200 € entre las cuatro. Abajo tienen un sala grande donde puedes cocinar y comer lo que tú lleves. Nosotras la usamos para desayunar, ya que justo al lado hay un supermercado y nos pudimos comprar el kit básico.
Dejamos las maletas, usamos un poco el wifi y nos fuimos a conocer la ciudad. Elisa y yo ya habíamos estado, pero hacía ya unos cuantos años.
Nos paramos en la parada cercana a Plaza San Marcos.
En esta zona puedes ver el Palacio Ducal, que fue un castillo y tras un incendio fue reconstruido y utilizado como prisión. Si haces la visita puedes ver pinturas de Tiziano, Tintoretto y puedes atravesar el Puente de los Suspiros, de estilo barroco, que se llama así porque era el último lugar por donde pasaban los presos que eran condenados a muerte.
Pasado el palacio y girando a la derecha ya te encuentras con el Campanille de San Marcos, su majestuosa Plaza y la Basilica del mismo nombre. Su construcción comenzó en el año 828, su planta es de cruz latina, tiene cinco cúpulas y dentro puedes ver multitud de mosaicos.
La entrada es gratuita salvo para algunas zonas y debes entrar con los hombros tapados. Si lo llevas nada, te dejan una pasmina.
No entramos en este momento y comenzamos a callejear, echando ojos al mapa que nos habían facilitado en el Hostel. Cada paso que das, ves algo que te dan ganas de fotografiar.
Paramos en un bar a tomar un Spritz, que es un vermut típico veneciano. La verdad que esta bueno, nos gustó más el rosado que el dorado.
Para cenar, callejeamos un poco y de pronto  encontramos Trattoria sin gluten, que la verdad hace mucha ilusión porque ya me veía cenando ensalada.
Se llama Trattoria San Zuliam, precio medio, ambiente y servicio genial y las pizzas y la pasta, muy ricas. Pedimos también una botella de vino y la cena nos salió por unos 60€ en total.
Al llegar a casa, nos pegamos una ducha fresca para llevar mejor la noche.
Ya por la mañana, hice un skype mientras las chicas compraban el desayuno. Aprovechamos el salón cocina y organizamos el día.
Decidimos ir a Burano, una isla al norte con más de 4.000 habitantes. Para llegar se coge el vaporetto línea LN en Fondaneta Nuove o San Zaccaria y cuesta una 40 minutos. El mismo pase de 36 horas te permite ir hasta Burano.
De camino pasas por Murano, famosa por su artesanía de cristal de Murano.
Nada más llegar a Burano, ya ves las famosas casitas de colores, pintadas así por los pescadores para poder verlas en días de niebla.
Estuvimos por aquí toda la mañana. Todas sus calles tienen su encanto. Hay muchas tiendas donde comprar detalles y restaurantes y puestos donde picar algo.
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A todos nuestros viajes vamos con camisetas y mochilas de CARITA BONITA, bonitizando el mundo.
La tarde la pasamos por Venecia. Fuimos a ver el Puente Rialto, el más famoso de los cuatro puentes que cruzan el Gran Canal. Aquí de nueve a doce está el Mercado de Rialto, de frutas y verduras.
Esta zona es impresionante, ves las góndolas navegar por el canal, y si prefieres hacerlo en vaporetto, la mejor es la Línea 1.
A los lados del canal puedes ver edificios y palacios preciosos.
Aquí todo es bastante caro. Nos tomamos tres cervezas y un granizado a 7 € cada uno, eso sí, en una zona con mucho encanto.
Hoy la cena ha sido más rápida y económica, Pizza y ensalada en puestos de calle y eso sí, cogimos unos helados para tomárnoslo en la Plaza San Marcos. En Venecia y creo que en distintas ciudades de Italia, está la cadena de helados Grom, sin gluten, cucurucho incluido.
Al día siguiente nos íbamos a Milán, pero la mañana aun la teníamos en Venecia porque el tren salía a la 1:00 horas.
Queríamos ver cosas distintas así que nos dividimos. Aran y Elisa se fueron a ver la Basilica de San Marcos por dentro y Santa María de la Salute y Silvia y yo, nos fuimos a la playa y a callejear por Venecia.

Nos juntamos a las 14.00 horas para coger el tren hacia Milán, comimos algo en la misma estación. Nos costó llegar dos horas y media y 37 € por persona.

Ya en Milán, preguntamos un poco y conseguimos llegar al Euro Inn B&B Es un hostal sencillo pero a unos 15 minutos de la Catedral de Milán, que ya que íbamos a pasar poco tiempo aquí, por lo menos tener todo a mano. El hostel ofrece desayuno incluido.

Visitamos la Catedral de Milán, también conocida como Duomo. Es de estilo gótico y una de las más grandes del mundo. En mi caso ya había estado pero con 17 años desde luego no lo vi de la misma forma. La entrada general son 2 €, si quieres ver la parte arqueológica, 4 € más y si quieres subir a la terraza en el ascensor 13 € y 8 € si vas por la escalera. El horario es de 9.00 a 18.00 horas, así que Silvia y yo no pudimos entrar y Aran y Elisa, lo dejaron para el día siguiente que ellas aun tenían la mañana en Milán.

A su izquierda está la Galería Vittorio Emanuele II. Es una galería comercial construida en el siglo XIX y en ella puedes encontrar las tiendas más famosas de Milán de grandes marcas.

Dimos una vuelta por los alrededores y fuimos a coger algo de cenar, porque en que anocheciera empezaba un espectáculo de Video Mapping en la Plaza del Duomo sobre la fachada de la Catedral.

El espectáculo una pasada, con música de violín en directo. Como consejo, llevar spray anti mosquitos. Hemos viajado por Asia o África, y como en esta plaza, no nos han picado nunca. La gente de Milán, llevaba spray,  nos vieron apuradas y enseguida nos lo ofrecieron.

Aun nos tomamos algo para despedirnos de Italia, que en unas horas, Silvia y yo, volábamos a Bruselas y las chicas volvían para España.

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