AMÉRICA, CUBA, Sin gluten

De La Habana a Topes de Collantes, un paraíso natural

Tras cuatro días por La Habana con excursión a Viñales, salimos de madrugada en coche hacia El Gran Parque Natural de Topes de Collantes no sin antes tomarnos el desayuno que nos preparo Milaisy y despedirnos de ella.

Contratamos un taxi, que al ir tres es lo que mejor nos salía en cuanto a tiempo y precio. El trayecto es de unas 4 horas y pagamos 150 CUC, al cambio unos 135 €. Nos dijeron que era con aire acondicionado, pero supuestamente, no funcionaba. No fue tan malo como pueda parecer a pesar del calor que hace en Cuba.

A medio camino paramos en una gasolinera que tenía un pequeño chiringuito con gente local y tomamos un café riquísimo por 0,20 CUC. Vaya sorpresa porque los estábamos pagando por La Habana a 2 y 3 CUC.

Sobre las 10:30 de la mañana, llegamos a nuestro hotel rural. Nos decantamos por Eco alojamiento El Manantial. Lo puedes reservar desde este enlace Air bnb y te harán un descuento si es tu primera reserva en la plataforma. Para pasar una noche en plena naturaleza es una pasada. Tiene una pequeña piscina natural donde puedes darte un baño y, un desayuno y cena riquísimo y hecho todo con mucho cariño.

Hotel Eco Alojamiento El Manantial

Desde allí a las cascadas del Parque de Topes de Collantes, vas en un taxi que te llama la familia.

Tumbona de la terraza

Tras dejar las maletas, yo en la habitación de abajo y las chicas en la suite de arriba, con tumbona colgante en el balcón incluida, nos pusimos unas zapatillas más adecuadas para el camino a la cascada, el biquini por si nos dábamos un baño y fuimos a recepción porque ya estaba el taxista esperando para llevarnos a la entrada del camino que comienza en la finca Don Pancho, a solo 2 km del hotel, pero todo cuesta arriba. Nos cobró 6 CUC por el trayecto.

Don Pancho

Aquí puedes tomar un delicioso café hecho de forma tradicional.

El Gran Parque Natural de Topes de Collantes se encuentra muy cerca de Trinidad, perteneciente a la Cordillera Guamuhaya y en la Sierra del Escambray . En esta zona encontrarás un micro clima que se agradece mucho y que facilita que haya una gran variedad de flora y fauna.

Dependiendo del tiempo que tengas puedes hacer un recorrido o varios. Nosotras nos decantamos por Vegas Grandes.

Entrar cuesta 10 CUC y se paga cuando ya llevas un trozo andado.

Vegas Grandes es una caminata de poco más de una hora de ida y otra de vuelta, dependiendo el ritmo que lleves. Tiene una pendiente de 45 grados, no apta para todos los públicos. La pendiente hasta la cascada estaba resbaladiza por la lluvia de días anteriores y lo cierto es que hay momentos en los que tienes que ir agarrándote a donde puedes.

Por el camino vas viendo una naturaleza espectacular, numerosos helechos y eucaliptos y muy poca gente, no nos cruzamos con casi nadie en todo el camino, imaginamos que porque era temporada baja.

Muchos visitantes vienen a esta zona para sanar alguna dolencia reumática y otras por las propiedades que se atribuyen a las aguas de manantial de la zona.

Mimosa púdica

Esta planta también llamada adormidera, es sensible al tacto y se cierra cuando la tocas.

Mereció mucho la pena. Es el segundo salto de agua más alto de Cuba después del Salto de Soroa. La ves desde arriba y su piscina natural te deja con la boca abierta. Nos habían dicho que el agua estaba muy fría y estaban en lo cierto pero no pudimos retener las ganas de darnos un chapuzón en estas aguas.

Salto de Vegas Grandes

Al llegar solo había allí unas chicas que ya se iban así que durante un rato, tuvimos una piscina natural para nosotras solas, vaya lujo.

IMPORTANTE: Parque natural ideal para hacer senderismo pero con alguna zona no recomendable para personas con problemas de movilidad, las bajadas a las cascadas tienen desniveles pronunciados y si ha llovido el terreno se vuelve muy resbaladizo. Te recomiendo llevar agua, calzado adecuado y una chaqueta fina o pañuelo porque la temperatura es algo más fresca.

Si vas con niños o prefieres que el camino sea más sencilla, el Salto del Caburní es una buena opción. También verás plantaciones de café y al final del camino puedes disfrutar de una cascada de unos 62 metros.

Si quieres combinar el senderismo con un poco de espeleología, la ruta de La Batata es tu opción.

Tras bañarnos un rato no muy largo porque el agua está realmente fria, llegó una pareja con los que estuvimos charlando. La vuelta la hicimos juntos y madre mía como costaba subir todo lo bajado. Íbamos parando cada poco rato y dándonos ánimos. No es que sea subir al Everest pero si no tienes costumbre a ratos te falta el aliento.

Nuestros compañeros de vuelta llevaban coche de alquiler y se ofrecieron a acercarnos a nuestro hotel, así que genial. Si no tienes esta suerte, desde la finca Don Pancho, te llaman a un taxi para que te venga a recoger.

Al llegar nos fuimos directas a disfrutar de las instalaciones del hotel. Todavía daba el sol en la piscina-manantial y nos dimos un baño y estuvimos tomando algo tranquilamente.

Piscina-manantial del hotel

Es un lugar ideal para desconectar de todo, de hecho no tiene wifi así que desconexión total.

Después nos dimos una ducha calentita y fuimos a la zona de restaurante donde habíamos reservado la cena. Todo lo que te dan son productos propios.

La cena nos la sirvió la misma amable señora que nos había atendido al llegar. El hotel es una casa familiar y cada uno se encarga de una tarea.

La cena consistió en una sopa, una ensalada, patatas de plátano frito, un poco de arroz blanco y una chuleta de cerdo a la brasa que estaba increíble. Se preocupó de darme todo sin gluten y como no pude tomar las tortas de harina ni un postre, me dio unos plátanos cortados directamente de la planta.

En cuanto cenamos, nos fuimos a la habitación a descansar que estábamos agotadas. Yo estuve leyendo un poco mientras escuchaba el sonido de los animales y las chicas aprovecharon para tumbarse en la tumbona de su terraza y ver el cielo estrellado, que según me contaron fue impresionante.

Debimos dormir diez horas seguidas y que bien dormimos, sin calor, sin ruidos.

Al despertar salimos al porche a tomar el desayuno, café, frutas y tortilla y después recogimos tranquilamente las maletas. Mientras llamaban a un taxi para que nos vinieran a buscar para ir a Trinidad, la cocinera nos acompañó a un mirador caminando.

Nos despedimos de la familia que tan bien nos acogió durante estas 24 horas y salimos en taxi a nuestra siguiente parada, Trinidad.

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